jueves, 29 de mayo de 2014

Tres Rosas Amarillas por Eva García Romo

No creo que importe, me llamo Abel Martín Sousa y antes de mi retiro "voluntario", impartía seminarios de literatura por todo el mundo. Pero esta es la historia de Salomé. La observaba cada día, al salir de clase. Siempre sola, delgada, con pantorrillas marcadas y melena rubia. Iba cargada de libros. En especial, de Raymond Carver. Nadie hablaba con ella, excepto yo. Le gustaba Chéjov y por eso asistía a mi seminario. Ese día analizábamos el cuento "Tres rosas amarillas". No abrió la boca, pero me dejo ver su entusiasmo contagioso, haciéndome feliz. Tenía un aire siniestro tras su mirada azul, que consiguió seducirme muy pronto. Recuerdo que cuando ella pasaba, olía a rosas. El resto de mis alumnos la odiaban. Esa tarde decidí seguirla a cierta distancia. De lejos, me pareció incluso más alta. Quizá fuera su abrigo, que marcaba una silueta más que insinuante. Por fin, entró en un portal. Esperé unos minutos y la imité. No había luz, lo que hizo que me asustara al oír un chillido, que parecía de mujer. Mientras caminaba a trompicones, pulsé el interruptor de la luz y oí unos tacones sobre el mármol. De repente una sombra estilizada se abalanzó sobre mi. Desprendía un olor que me resultó familiar. Algo contundente me golpeó. Cuando abrí los ojos, estaba tumbado en una cama que no conocía. Ni siquiera recordaba, como había llegado hasta allí. Me dolía la cabeza. Estaba sangrando. Una voz sugirió que mejor permaneciera quieto. Que me curaría. ¡Que otra cosa podía hacer, atado y desorientado! . No la reconocí, parecía otra persona deseosa de agradar. Sostenía entre las manos un jarrón de porcelana con tres rosas amarillas de largo tallo, que dejó a mi lado embargándome un aroma conocido. Parecía otra persona...deseoso de agradar. Sostenía entre las manos un jarrón de porcelana con tres rosas amarillas de largo tallo... No sabía cuanto tiempo había transcurrido. Traté de averiguarlo sin éxito, viendo mi muñeca sin hora. Reconozco que al verla inclinada sobre mi, tampoco quería saberlo. Cuando terminó la cura, le pregunté qué hacía yo allí y ella se disculpó. - Ha sido mi madre, le golpeó con una sartén, está loca. No tuve tiempo de sujetarla. Sabe, tiene la manía de atar. A mis hermanos y a mi también nos ataba. Por eso no tengo amigos, ni viene gente a casa. No debió de seguirme hasta aquí. Avergonzado, me excusé. - No te preocupes, le dije. ¡Yo me lo busqué! En un rato me espabilo y me voy. ¡Mañana nos habremos olvidado de esta historia!-. Salomé río a carcajadas y se marchó. Apoyé la cabeza de nuevo, estaba tan cansado.....pero a los pocos minutos estaba ahí. Entró en la habitación con una bandeja de plata, con el champaña dentro de un cubo de plata lleno de hielo y tres copas de cristal tallado. Hizo hueco en la mesilla junto a mi, y dejó el cubo y las tres copas.- ¿Quien nos acompañará? - me pregunté. ... entró en la habitación con una bandeja de plata con el champaña dentro de un cubo de plata lleno de hielo y tres copas de cristal tallado. Habilitó un espacio en la mesa y dejó el cubo y las tres copas... Me desperté y tuve la sensación que llevaba días sin hacerlo. Incluso semanas. Ya no me dolía la cabeza, pero estaba atontado. Recordé el Champagne y las tres copas. Mi ropa era distinta, la muñeca seguía desnuda, y cada vez más flaca. Me incorporé y vi una maleta, era la mía. Mis bolsillos continuaban vacíos. No encontré las llaves de casa. La puerta de la calle esta cerrada. Intenté abrirla y salir. Antes, miré por la ventana. Fuera de la habitación, no se oía nada. - La madre loca habrá salido - pensé - y Salomé estará en clase.....¿Qué clase? -. Con dificultad, llegué al pasillo y recorrí la casa. Tardé poco. Sólo había una habitación más y una cama. Junto a ella, en el suelo muy cerca de la punta de mi zapato, descubrí un corcho. Debió de caérsele ayer de la bandeja. La foto antigua de un señor me observaba desde la pared y debajo una rúbrica rezaba: "Mamá nos cuida desde el cielo, te quiere papá". La habitación parecía desordenada, la botella y las copas seguían allí. El girar de una llave me asustó. Me sentí descubierto. Ahí estaba, con su libro de Carver a cuestas, que mostró provocativa. El sonido de los tacones y su aroma a rosas, me devolvieron a la realidad. Una vez más sonrió con esa mirada siniestra, que fulminaba. -"¡Ande, deje eso!.- sugirió mirándome la palma de la mano que sujetaba el corcho. El jarrón con las rosas reposaba debajo de la foto de su padre.- ¡Deje la habitación como está! En un momento estará todo listo y podrá volver a la alcoba". ...el joven bajó también la mirada, y descubrió al punto el corcho cerca de la punta de su zapato...pensó en inclinarse para recogerlo, pero seguía con el jarrón en las manos. Todo estaba en orden, pues salvo la botella de champaña descorchada y semivacía que descansaba sobre la mesa junto a dos copas de cristal... A través de una puerta abierta vio que la tercera copa estaba en el dormitorio, sobre la mesilla de noche....Olvida las copas de cristal y demás, olvida todo eso. Deja la habitación como está. Ahora ya todo está listo... Sin rechistar me dirigí a mi cuarto, sin dejar de pensar en el corcho que me cogió, cerrando después la palma de la mano. El recuerdo de su tacto, todavía me estremece. .... pensaba en el corcho que seguía en el suelo ... lo encajó en el hueco de la palma y cerró la mano..... Desde ese día, sé que la amo. Pero nunca se lo diré.

Firma en LA FERIA DEL LIBRO. CASETA TRES ROSAS AMARILLAS

Para una escritor novel, firmar en la Feria el Libro, es como para un pintor que le dejan exponer en el museo Thyssen. Pero si además, admiras a Chéjov y firmas en la Tres Rosas Amarillas, es como si rozaras el cielo con los dedos...

domingo, 11 de mayo de 2014

La Ballena Tragona ( por Eva García Romo )

Cada mañana, sin que el sol salga, acude a esa playa. A la suya, esa donde es él mismo, sin necesidad de compartir con nadie. Al principio quiso convencerme para que le acompañará, pensando que estaba celosa. No era así. ¡Quién podría tener celos de una ballena!. Jonas adoraba zambullirse con ella en las olas, como cuando era un niño. Se dejaba recoger por su cola como un cucharón, lanzándole muy alto para estrellarse contra la espuma. Desde que nos casamos y decidimos quedarnos, no hay día que no me levanté al alba para observarles. Durante horas se sube en la tabla, saltando las olas hasta colarse en el interior de su mandíbula. Jonas no para de reír, al igual que su compañera de juegos. - ¿Es que tienes miedo de que me coma? - me preguntó esta mañana antes de besarme por última vez. Sin yo saberlo, no le he respondido. Había menos luz en este amanecer, como si el cielo quisiera avisarme. Me he dormido. Soñé que por fin volábamos juntos en la cresta de la ola, hasta dentro de la ballena, y nunca más salíamos. Me despierto empapada, pero en sudor. Acudo al ventanal y la veo sola, grande, poderosa y hambrienta. Ahora es ella la que sonríe, mientras lo engulle con pasión. - Jonas siempre fue suyo -.

jueves, 1 de mayo de 2014

Presentación del libro "La Isla"

Madrid, 7 de mayo en Galileo Galilei. Por fin un grupo de narradores noveles, veremos cumplido nuestro sueño. ¡Os esperamos a todos a las 20h00!

domingo, 27 de abril de 2014

El libro lector por Eva García Romo

Llevo días sin parar de leer. Han traído un colega encontrado junto a una alcantarilla, en las sucias calles de Boston. No puedo comprender como osaron deshacerse de él los humanos. Se trata de un ejemplar de mi mentor. Debe estar furioso. Acaricio con respeto las páginas gastadas, y las paso de una a una, después de engullirlas sin decoro. La sabiduría del autor me inculca nuevas ideas. Él si nos valora. Llevo años catalogado en la biblioteca de este afamado autor, que me cuida y revisa cada cierto tiempo. Sin una gota de polvo, aprovecho las noches de silencio, para cotillear entre mis compañeros de balda. Éstos, apoyados "hombro con hombro", protestan cuando les sacan de su acostumbrado letargo. Tengo que leerlo, antes de que se lo preste a alguien. Es lo que tiene ser "hijo" de un genio, puedes acabar en las manos de cualquiera. Lo terminaré, antes de que lo recupere para restaurarlo. Siempre lo hace. Cuando encuentra un alma perdida, lo rescata para volver a disfrutar de sus historias. Como cuando las escribió. Pero el sueño me vence. El silencio y la escasez de luz, hacen que acabe derrumbado sobre sus páginas abiertas. Sólo me quedan veinte. De esta noche no pasa. ¡Maldita sea! ¿Por qué descorren las cortinas tan temprano?. Apenas llega la luz al tercer estante, donde dormitan los de historia. Una mano desconocida me coge, su cara extrañada me hace ver que es el sobrino del señor. No tiene ni idea de literatura. ¡Jo, qué daño!, pero no me oye. Sólo me cierra de un plumazo, devolviéndome a mi área. Soy el tercero de la categoría "Cuentos de Terror". ¡Pero si me falta el final! Desde allí, contemplo como el ejemplar herido es depositado con sumo cuidado en una bandeja. Seguro que lo llevan ante el maestro. No ha hecho falta, el señor Poe ya se puesto los guantes. Su sobrino Edgar, le mira confuso. Sé que lo van a cuidar, pero.... ¿ y ahora? ¿quién va a bajarme de aquí, para que pueda terminar de leerlo?. Pertenece a mi género favorito. La novela gótica. ¡A ver si hay suerte, me escurro y aterrizo en la alfombra! El bueno de Sebastián me colocará en el escritorio. Desde allí podré alcanzarle de nuevo. O igual le gusto y me abre de par en par. ¡Pero qué va, ningún mayordomo lee "Cuentos de terror", pudiendo soñar con los versos de ese tal William Shakespeare.

jueves, 24 de abril de 2014

Elena Poniatowska: Premio Cervantes 2014

" Todos hemos querido ser Sancho Panza para acompañar a Don Quijote " Elena Poniatowska, conocida como la "Princesa Roja" por su descendencia de la realeza polaca y por su compromiso, se ha convertido en la "Reina de las Letras" tras recibir el Premio Cervantes, con un discurso lleno de emoción y altura y con el que ha dado voz a los pobres y olvidados. Vestida con su traje indígena rojo y amarillo, realizado por las mujeres de Juchitán (Oaxaca), la escritora y periodista ha unido literatura y periodismo, en una intervención con los pies muy pegados al suelo, aunque lo haya hecho desde un púlpito, y que ha comenzado con el recuerdo a Gabriel García Márquez, quien "dio alas a América Latina" e hizo que "nos crecieran flores en cabeza".Después, con voz pausada y con ese sentido musical con el que tiñe su obra, Poniatowska, con casi 82 años y con cuenta propia en Twitter, ha dicho que no podía hablar de molinos "porque ya no los hay", pero sí lo ha hecho de "los andariegos comunes y corrientes que cargan su bolsa del mandado, su pico o su pala, duermen a la buena ventura y confían en una cronista impulsiva que retiene lo que le cuentan".José Emilio Pachecho, Octavio Paz, las tres mujeres que la preceden en el Cervantes: María Zambrano, Dulce María Loynaz y Ana María Matute y las mujeres comunes y corrientes, las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez o las de Chiapas han sido protagonistas del discurso de Poniatowska, muy reivindicativo y crítico con el poder.Con México, el país al que llegó con díez años como telón de fondo, y cuyo "idioma"- que aprendió en sus calles- fue la llave para entrenar en "ese país temible y secreto" y en el mundo indio".

sábado, 5 de abril de 2014

Vanka de Chéjov

Contexto histórico-literario Chéjov fue un escritor ruso representante del Realismo, movimiento artístico que triunfó en la segunda mitad del siglo XIX. La Europa posterior a 1848 se caracteriza por la expansión económica y por un gran progreso técnico. Se consolida el poder de la burguesía, la cual deriva hacia posiciones conservadoras por la necesidad de defender sus nuevos privilegios frente al proletariado. Esta tensión social explica la aparición de gobiernos autoritarios de inspiración conservadora, que están al servicio de los intereses de la burguesía: Napoleón III en Francia o la reina Victoria en Inglaterra. El Realismo es un movimiento artístico que pretendía retratar la realidad lo más fielmente posible. El Realismo supone una superación del Romanticismo y es la expresión de la sociedad burguesa que se va consolidando. Además se ve influenciado por el positivismo, que tiene como postulados fundamentales la observación y la experimentación. El narrador suele ser omnisciente. Para mostrar los sentimientos y pensamientos de los personajes se utilizan el monólogo interior y el estilo indirecto libre. Hay un afán de objetividad, por la que el narrador intenta evitar un punto de vista personal, tan del gusto romántico. No obstante, aparece cierta dosis de crítica al reflejar la sociedad de la época. Dentro de los escritores realistas destacan los franceses Stendhal con La cartuja de Parma y Rojo y negro, Balzac con La comedia humana y Flaubert con Madame Bovary. La novela realista rusa tiene como figuras clave a Dostoievski (autor de Crimen y castigo) y Tolstói (escritor de Guerra y paz). Producción literaria del autor El ruso Chéjov es un gran renovador del cuento. Por sus relatos breves desfilan todos los estratos sociales (médicos, artesanos, criados, aristócratas…). Los relatos apenas tienen argumento y están relatados con sencillez y objetividad. En la mayoría de ellos aparece un ambiente de tristeza y melancolía. Vanka, en el que el protagonista, que es un joven aprendiz de zapatero sufre añoranza de su pueblo natal y le suplica a su abuelo en una carta que lo libere de su maestro que le pega. Hay un contraste entre la ciudad de Moscú (llena de palacios, de caballos y de liebres que se venden en la carnicería pero no se sabe de dónde las cazan) y la aldea en la que vivía con su abuelo una vida más sencilla pero más feliz. Contenido del fragmento y relacionarlo con la totalidad de la obra El tema que predomina en el cuento es la nostalgia por la vida sencilla de la aldea. El narrador comienza presentando a Vanka, un muchacho de nueve años que está trabajando como aprendiz de zapatero en Moscú y que, con cierto temor por ser sorprendido, escribe una carta a su abuelo la noche de Navidad. En esa carta le cuenta cómo el maestro la ha pegado por haberse quedado dormido arrullando a su hijo y cómo la maestra le dio con una sardina en la cara. Le dice también que los otros aprendices le mortifican, que pasa hambre y frío. Le pide a su abuelo que le saque de allí. Llega a indicar que los perros viven mejor que él. Compara Moscú (llena de palacios, de caballos y de liebres que se venden en la carnicería pero no se sabe de dónde las cazan) con la aldea, en la que vivía una vida sencilla y feliz. Mientras escribe la carta, Vanka imagina a su abuelo, guardia nocturno en casa de unos señores, gastando bromas a los cocineros, a las criadas y a sus propios perros. Se figura a la aldea de noche con un cielo plagado de estrellas. También recuerda cuando iba con su abuelo a buscar un árbol de Navidad para los señores y cuando Olga le daba bombones y le enseñaba a leer y escribir. Una vez que Vanka envía la carta al buzón ve en sueños a su abuelo leyendo la epístola a las cocineras y a su perro Serpiente meneando el rabo. - El cariño de Vanka hacia a su abuelo contrasta con la crueldad del protagonista de El corazón delator hacia el viejo, hasta el punto de que llega a asesinarlo. - El deseo de Vanka de una vida sencilla junto a su abuelo, contrasta con las ansias de grandeza de la protagonista de El collar de Maupassant.

viernes, 4 de abril de 2014

¿Se puede enseñar a escribir?

Hanif Kureishi, escritor británico de escritura narrativa, calificó como “una pérdida de tiempo” los cursos de escritura creativa. Durante el Festival de Literatura de Bath que se llevó a cabo el primer fin de semana de marzo en Inglaterra, el escritor Hanif Kureishi criticó los talleres y maestrías de escritura creativa y aseguró que el 99.9 por ciento de sus estudiantes “puede escribir frases, pero no contar una historia sin causar aburrimiento”. Dijo además que esa no es una habilidad que pueda enseñarse. No le bastó a Kureishi con eso. Dijo también que los talleres tienen muchos profesores, que se enseñan cosas inútiles y que no pagaría por uno. Esto a pesar de que él es docente de escritura creativa en la Universidad de Kingston en Londres, por lo que algunos lo han tildado de hipócrita. Para Isaías Peña, director del Taller de escritores de la Universidad Central, si no existe en el profesor o escritor un conocimiento serio y preciso acerca de los procesos de la creación literaria y sólo es una máquina de información o un mercachifle que únicamente habla de las vanidades del arte, si no existe una cadena de pasos que, de verdad, abrevien las etapas que conforman una carrera, si el taller es una charlatanería de escritores famosos con estudiantes esnobistas, en fin, no pagaría por entrar en un curso de escritura creativa, A lo mejor, Kureishi lo que quiere es que todos, incluido él, todos, sean premios Nobel. Pero esa, tampoco, es la meta de un curso de creación literaria. Para Marta Orrantia, escritora y docente de la Maestría de escritura creativa de la Universidad Nacional, lo dicho por Kureishi es "engañoso y torpe". Asegura que es cierto que el talento no se enseña, pero esto ocurre con todas las disciplinas. "Supongo que no hay facultad posible que convierta a todos sus músicos en Hendrix, o a todos sus artistas en Picasso, y sin embargo nadie dice que esas facultades son inútiles", dice Orrantia. "La escritura creativa tiene aspectos que pueden enseñarse. A los alumnos los une la intención de contar una historia, aunque no necesariamente ese proceso los convierta en escritores. Enseñamos los rudimentos básicos de la literatura y acompañamos a los alumnos en su proceso de escritura. Al terminar, han aprendido varias cosas sobre la literatura. La principal es que aprenden a ser lectores. A leer para escribir; a leer como parte de una búsqueda, para encontrar un estilo, una forma de narrar...y aprender a editar sus propios textos: son capaces de ver en ellos fortalezas y debilidades y tienen las herramientas para mejorarlos". ¿Aprenden a escribir? Sí. Por supuesto que aprenden a estructurar una historia, aunque eso no los vuelva automáticamente escritores. Kureishi lo dijo con mucha claridad. El proceso para convertirse en escritor es largo. Él dijo que eran unos cinco años, pero creo que se equivoca. Es una decisión diaria. Una lucha interminable y constante. Con cada texto el escritor emprende una búsqueda que se reflejará en su obra con los años. No sé si este proceso termine. No sé si haya algún escritor sobre el planeta que diga: “bueno, ya soy un escritor. No hay nada que pueda mejorar, he terminado mi proceso”. Creo que la maestría ayuda a aquellos escritores geniales a estructurar mejor su primera obra y les da herramientas para continuar con su carrera, y al resto los guía para contar historias que los obsesionan. Cuando Kureishi critica la enseñanza de la escritura creativa basado en la premisa de que la mayoría de sus estudiantes no son talentosos, resulta inevitable preguntarse cuántos escritores en realidad muestran esa genialidad que él quisiera que existiera en sus alumnos. Hay buenos guitarristas que no son Hendrix, hay buenos artistas que no son Picasso. Y me parece que el mundo también los necesita a ellos".

domingo, 16 de febrero de 2014

Los sillones voladores

Los sillones voladores Llevaban meses junto al invernadero. Sus desinteresados dueños habían cambiado la decoración de tan ilustres salones y decidido abandonarles en el primer rincón que encontraron. Los de recogida de trastos nunca vinieron a por ellos. Afortunadamente se les olvidó llamar y permanecieron durante semanas junto a los tomates, dejándose acariciar por ramas y sarmientos. Pronto formaron parte del entorno, siendo uno más. Pero una noche se levantó viento, todo parecía elevarse a su alrededor. Los frutales danzaban y raíces empezaron a brotar de su cómodos cojines. Las patas de madera que los sujetaban, cayeron cuando sus faldones floreados se separaron del suelo; arrancando la mala hierba, que les había aferrado a la tierra durante años. Al fin eran libres. Ya nada les retenía. Los sillones forrados en ricas tapicerías, volaban por encima de los que habían sido sus hogares tanto tiempo; hasta que sus amos, hartos de colocar las posaderas en ellos, habían decidido abandonarles en el jardín. Ahora los muelles, todavía servibles, les daban impulso para desde el cielo contemplar sonrientes otros hogares, que no les hicieron sentir nostalgia. Si miramos al firmamento, seguro que todavía podemos verles paseando sus escollos entre las nubes, a la vez que sortean montañas. Yo todavía contemplo salones vacíos, que les esperan sin éxito.

Simba, siempre

Simba, siempre Hace dos semanas que te fuiste y no he tenido tiempo de despedirme de ti. Bien pensado, tu tampoco lo hiciste. No sí seré capaz de escribirte, con lo poco me cuesta normalmente hacerlo. Son tantos sentimientos y emociones los que afloran en mi, cuando pienso que ya no te volveré a ver más, que hasta hoy no he podido ver las últimas fotos que te hice. ¡Que guapa estas! Seguramente, los que pueden leer esta carta (tu no puedes) la encontraran ridícula, pero es porque no te conocían "en persona". Gracias Simba, por todo lo que me has dado. Por esas veces, en las que me sentí sola y me acompañaste. Por las que llore, y me consolaste. Por las que reí a carcajadas, y tu conmigo. Pero sobre todo, por hacer de mi una mejor persona. Gracias por ser mucho más que lo que eras, un perro. Por ser un ser "humano". Siempre te llevare en mi corazón. Ps.: No me regañes, por llorar.

domingo, 26 de enero de 2014

El iPhone que perdió a Eva

Ese día viajé mucho, Eva tenía un día complicado. Salí cargado de energía a tope, siempre teme quedarse sin mí cuando más me necesita......

Me encanta ir en su coche, apoyado en el hueco del mechero, por si nos llaman. A Eva no le gusta cogerme cuando conduce, pero a veces no le queda más remedio. Su vida laboral depende de mis circuitos.

Pero esa mañana no llamo nadie. Fuimos a ver a mamá y pase del coche al bolso. Este es nuevo. ¡Que suerte tengo de descansar en un Prada, no todos lo hacen!

Y allí estuve alojado, hasta que me saco para escuchar los interesantes diálogos con su madre y la peruana. ¡Quien estuviera apagado!

Después viajé en autobús. Allí Eva me mira muchas veces, me pregunta continuamente y yo le cuento si la llamo alguien o si tiene algún mensaje.

Al bajar, tienta la suerte. Quiere que me de el aire y me deposita en el bolsillo de su chaquetón gris, ese italiano que le costó un riñón. Yo me aferro a sus guantes que, como no hace frío, apretuja contra mi.

¡Menos mal que hemos llegado! exclamo cuando de nuevo me mira y me deja reposar en silencio, en el fondo de su maravilloso Prada. Pero por poco tiempo, de nuevo en la calle siento el frío de la noche y presiento mi trágico destino. Eso me hace estremecer.

No me gusta la oscuridad del metro y el aire es irrespirable. Pero Eva llega tarde. Me guarda de nuevo en su bolsillo, aplastado entre sus guantes, y me toca por última vez. Ella no lo sabe.

Oiga, ¿pero que hace? ¡Me hace daño!, grito con desesperación. Nadie oye.  Eva no se entera, ¿de quién es esa mano? No, no son sus largos dedos con uñas perfectamente maquilladas los que me sujetan. ¿Quien eres tu?, preguntó a ese rostro que se refleja en el mío. No, no te conozco. ¿Qué quieres?. ¡Au! ¡Con cuidado!

Y la veo alejarse por última vez. Camina segura y con prisa. Alguien nos ha separado y ni siquiera se ha dado cuenta.

"Adiós Eva. Hasta nunca. Me apagan"


Eva García Romo
26 de enero de 2014