domingo, 27 de abril de 2014

El libro lector por Eva García Romo

Llevo días sin parar de leer. Han traído un colega encontrado junto a una alcantarilla, en las sucias calles de Boston. No puedo comprender como osaron deshacerse de él los humanos. Se trata de un ejemplar de mi mentor. Debe estar furioso. Acaricio con respeto las páginas gastadas, y las paso de una a una, después de engullirlas sin decoro. La sabiduría del autor me inculca nuevas ideas. Él si nos valora. Llevo años catalogado en la biblioteca de este afamado autor, que me cuida y revisa cada cierto tiempo. Sin una gota de polvo, aprovecho las noches de silencio, para cotillear entre mis compañeros de balda. Éstos, apoyados "hombro con hombro", protestan cuando les sacan de su acostumbrado letargo. Tengo que leerlo, antes de que se lo preste a alguien. Es lo que tiene ser "hijo" de un genio, puedes acabar en las manos de cualquiera. Lo terminaré, antes de que lo recupere para restaurarlo. Siempre lo hace. Cuando encuentra un alma perdida, lo rescata para volver a disfrutar de sus historias. Como cuando las escribió. Pero el sueño me vence. El silencio y la escasez de luz, hacen que acabe derrumbado sobre sus páginas abiertas. Sólo me quedan veinte. De esta noche no pasa. ¡Maldita sea! ¿Por qué descorren las cortinas tan temprano?. Apenas llega la luz al tercer estante, donde dormitan los de historia. Una mano desconocida me coge, su cara extrañada me hace ver que es el sobrino del señor. No tiene ni idea de literatura. ¡Jo, qué daño!, pero no me oye. Sólo me cierra de un plumazo, devolviéndome a mi área. Soy el tercero de la categoría "Cuentos de Terror". ¡Pero si me falta el final! Desde allí, contemplo como el ejemplar herido es depositado con sumo cuidado en una bandeja. Seguro que lo llevan ante el maestro. No ha hecho falta, el señor Poe ya se puesto los guantes. Su sobrino Edgar, le mira confuso. Sé que lo van a cuidar, pero.... ¿ y ahora? ¿quién va a bajarme de aquí, para que pueda terminar de leerlo?. Pertenece a mi género favorito. La novela gótica. ¡A ver si hay suerte, me escurro y aterrizo en la alfombra! El bueno de Sebastián me colocará en el escritorio. Desde allí podré alcanzarle de nuevo. O igual le gusto y me abre de par en par. ¡Pero qué va, ningún mayordomo lee "Cuentos de terror", pudiendo soñar con los versos de ese tal William Shakespeare.

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