jueves, 17 de enero de 2013

La perdí como un guante







Hace diez años que se fue. Con ella se llevó sus cosas y mi felicidad.

Hacía calor en la sala y decidí salir a fumar.-¡Ya ni en la cafetería!-, mascullé. Y allí estaba. No la había vuelto a ver hasta esta mañana, en la sala donde descansa su cuadro favorito. El de ambos.

Avancé asustado. De repente algo me desconcertó, rompiendo la estética del lugar. Brillaba en el suelo, junto a ella. Parecía rosa. Sí, lo era. ¡Cómo le gustaban! Tenía de todos los colores; Yo se los traía, a la vuelta de cada exposición. Soñaba con regresar y extenderlos por sus dedos insinuantes. El recuerdo me produjo placer y me avergonzó.

Entonces me agaché y confiado en no ser reconocido, le dije: "Hace años perdí la felicidad, de la misma manera que Vd acaba de perder este guante".

Ella me sonrió y dijo: "¡Gracias Juan, pero ya no uso guantes!



Eva García Romo - 17 de enero de 2013

 

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