AMANECE, las barcas se tambalean en tierra y sobre ellas descansan los amantes. Las damas intentan subirse la faja, los caballeros no pararían nunca, si pudieran. Sólo se oyen gemidos y un tractor, que alisa la arena, roba un sujetador que deposita sobre la boya. Cuando llegan los primeros bañistas, tienen que serpentear entre bastones y prótesis. A lo lejos una dentadura postiza, como un animal lujurioso, sonríe desde la playa.
Eva García Romo, 27 mayo de 2013
Dedicado a mis colegas escritores, que tanto me han sufrido.....
ResponderEliminarInsisto: me recuerda a una de esas playas oníricas de los cuadros de Dalí. Y esto es una manera enrevesada de decir ¡lo mucho que me ha gustado!
ResponderEliminarEstoy convencida, fue el micro más leído de la noche, ¡¡¡incluso a coro!!! ¡¡¡rtista!!
ResponderEliminarJa, ja, gracias, gracias, adorados lectores. Siempre presentes en mis oraciones!!!
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